Sant Jordi y el Día del libro

Un año más, celebré mi Sant Jordi en Barcelona, aunque por primera vez no pasé el día entero en el centro. Como resultado a esto, estuve mucho más relajada que otros años. Quiero decir, pasar el día de Sant Jordi en zonas como Plaça Catalunya resulta terriblemente estresante por la cantidad de gente que hay. Sobre todo en torno a las paradas de tiendas donde diversos autores están firmando ejemplares. Y personalmente nunca me he sentido interesada por conseguir firmas, así que he agradecido pasar un Sant Jordi tranquilo.

Dado que mi situación económica deja bastante que desear (te odio, paro), no he podido aprovechar los descuentos que realizaban las librerías para hacerme con la larga lista de libros que tengo pendientes por leer. Sin embargo, pude comprarle a Sika un libro que llevaba bastante tiempo queriendo leer: Honor, de Radclyffe, el primero de una saga. Supongo que se lo pediré en algún momento para leerlo y hacer una reseña. 

Por su parte, ella me compró Rápida Infernal de Jennifer Quiles, título al que si no le había echado la zarpa antes ha sido porque tenía entendido que estaba descatalogado. Hace años que lo quiero leer, de modo que me pondré manos a la obra en cuanto termine con Los Juegos del Hambre.

Y como no podía ser de otra manera, también hicimos intercambio de rosas. Este año han sido ambas de color rojo. Esquivamos las paraditas timadoras (vender rosas pochas a 3 euros cuando las hay preciosas por una tercera parte me parece un robo) y al final encontramos una en la que a ambas nos gustaron las rosas que había.

Espero que todos hayáis pasado un buen Sant Jordi, Día del libro o cualquier otra celebración. Para mí es la mejor fiesta del año, sin duda.